Dermatitis Atópica o Eccema constitucional
Dermatitis Atópica o Eccema constitucional
Dermatitis Atópica o Eccema constitucional

P.L. de 5 años de edad. Acude con sus padres a la consulta médica debido a un brote de lesiones cutáneas que arrastra desde hace 2 años con intervalos de mejoría y empeoramiento. El niño está nervioso, inquieto y se rasca mucho la piel. Sus padres comentan que manejan la situación con cremas hidratantes y esteroideas. Últimamente tiene la cara roja, con descamación en el cuero cabelludo y unas heriditas detrás del lóbulo de las orejas. La madre es asmática y tiene alergia a las joyas de fantasía.
 
La dermatitis o eccema atópico también llamado eccema constitucional, es una condición frecuente de la piel que forma parte del llamado complejo atópico: asma bronquial, fiebre del heno, migrañas, diarreas mucosas, rinitis conjuntival primaveral, etc, que por lo general debuta a partir del sexto mes de vida y acostumbra desaparecer al alcanzar la edad adulta en la mayor parte de los casos. 

En los lactantes compromete principalmente la región facial, mejillas y frente y en los niños de más edad los pliegues del codo y las rodillas, regiones retroauriculares y manos. Se trata de lesiones rojizas, descamadas, secas o húmedas que asientan sobre piel seca en general.
La piel de estos niños es delicada y muy irritable. Por razones físico-químicas se torna seca, muy pruriginosa y susceptible de ser invadida por microbios (bacterias piogénas y hongos levaduriformes) que contribuyen a exacerbar y mantener los brotes.
 
El médico que enfrenta tal situación, debe realizar un estudio microbiológico de la piel para comprobar la contaminación o infección por tales gérmenes, examinar otras áreas como los pliegues interdigitales de los pies, para descartar una infección por hongos (pie de atleta), infecciones de garganta inadvertidas, lesiones en el cuero cabelludo, investigar la presencia de parásitos intestinales, en especial en niños que han vivido en latitudes tropicales, el abuso de cremas de composición esteroidea que pueden ocasionar efectos secundarios (atrofia cutánea, eritema persistente, etc) sobre todo en la cara, la manera en que los padres bañan al niño y le hidratan la piel y cualquier otro elemento que pueda desempeñar un papel en desencadenar la crisis o mantener los brotes cutáneos.
 
No existe tratamiento curativo para la dermatitis atópica, pero un correcto manejo por parte del médico y los padres puede contribuir a distanciar los episodios agudos y hacer llevadera la condición hasta que el niño alcance la edad adulta.

En el niño objeto de este caso, se comprobó la existencia de una infección cutánea mixta: bacterias piógenas (estafilococos) y levaduras (hongos), por examen directo al microscopio, realizado en la propia consulta. El tratamiento prescrito permitió la regresión de las lesiones y un mejor control de su condición atópica.


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